10 Dic 2020
Redes de calor con geotermia de agua de mina en la transición energética, por Felipe González Coto
Las redes urbanas de climatización, también denominadas district heating and cooling (DHC), son una herramienta esencial para abordar los retos a los que se enfrentan las ciudades en materia energética y cambio climático, como se recoge en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). La descarbonización del sector de la edificación es prioritaria para la lucha contra el cambio climático. Para conseguir esta transición energética, los DHC con bomba de calor se presenta como la forma más eficiente y menos contaminante de suministrar calefacción, refrigeración y agua caliente y sanitaria a los edificios.
La generación de calefacción, refrigeración, e incluso electricidad a partir de geotermia, resulta una opción energética viable en España, como así lo demuestran proyectos en funcionamiento a lo largo del territorio. Dispone de capacidad de aportar al mix energético español una energía renovable sólida y versátil con gran potencial para contribuir a las políticas de mitigación del cambio climático que se implementen en España. Además, esta tecnología genera empleo asociado a un modelo productivo basado en instalaciones renovables altamente eficientes.
Paradójicamente, el recurso geotérmico asociado a la actividad minera es un recurso renovable que está creado de manera artificial. En su estado natural, en la Cuenca Carbonífera Central Asturiana no existen grandes acuíferos. El gran desarrollo minero, que comienza en el siglo XIX, crea una intrincada red de fisuras, galerías y talleres que modifican totalmente el estado natural del terreno. Una vez que se decide el cierre de la explotación comienza la etapa de inundación. Este proceso de llenado se produce hasta que se alcanza una cota de seguridad que hay que mantener con un bombeo perpetuo. Y en eso radica una nueva vida de las antiguas explotaciones mineras: el aprovechamiento del calor de esas aguas bombeadas, como es el caso del Pozo Barredo.
Felipe González Coto
Director de Energía, Desarrollo de Negocio e Innovación
Grupo Hunosa (SEPI)
El proyecto geotérmico de Pozo Barredo en Mieres, pionero en Europa, comenzó su andadura para aminorar los altos costes económicos derivados del mantenimiento de las actividades de bombeo de agua en los pozos sin actividad. Se trata de una solución innovadora, un ejemplo de economía circular que crea, a partir de un problema, una fuente de riqueza y recurso sostenible, como así lo ha demostrado el premio otorgado por la IEA en octubre de 2019 en Reykjavik, en sus premios anuales de excelencia, en la categoría de nuevos mercados emergentes.
Esta instalación representa el mayor complejo geotérmico de España basado en el aprovechamiento de las aguas de mina para la climatización de edificios que, por sus características tanto en caudal, como en temperatura y calidad, las hace susceptibles para este tipo de usos. Y, en base a eso, se trabaja para desarrollar y extender esta línea de negocio en otros municipios de Asturias, incluso más allá de nuestras fronteras, poniendo a disposición de otras entidades internacionales su conocimiento y experiencia.
El Grupo Hunosa trabaja con el reto de transformar una empresa eminentemente minera en una compañía que, apuesta por la generación energética sostenible, donde las energías renovables juegan uno de los papeles fundamentales y donde, antiguas explotaciones mineras, puedan recobrar una nueva actividad con redes de calor y frio.
Y en este sentido, es necesario seguir trabajando para que la geotermia en particular y las redes de calor en general, sean un instrumento fundamental en la lucha contra el cambio climático y nos permita alcanzar los desafíos del Acuerdo de Paris, a través de las oportunidades que nos ofrece esta transición energética en la que nos encontramos. Contamos para ello, con el trabajo que GEOPLAT lleva desarrollando desde hace años.